La brisa entraba suavemente, la luz se tamizaba...
era un momento de extacis, de felicidad absoluta.
de pensar que siempre había estado allí, y tan solo hacía unas horas que había llegado.
Amo el río, sus momentos, sus horas tan distintas.
sus colores...su tarde y su noche.
mi cuerpo se transforma, se nutre, se alimenta de cielo y aire hasta que no puede más...
A través de la ventana es mejor, se está ahí observando desde adentro el paraíso del afuera tan hermoso y abrumador.
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