Una piñata es por sobre todas las cosas un cúmulo de sorpresas, que genera gran expectativa.
Es colorida, vibrante y atractiva, por unos momentos produce la “ilusión de felicidad” en quienes logran romperla y agarrar lo que hay dentro.
Estos artistas se nutren de objetos cotidianos, producidos en masa, del dibujo infantil, del juguetito de cotillón, del que se compra, del que viene como sorpresa de una golosina.
Se apropian plásticamente para generar distintas sensaciones, algunos ligados al significado real de los objetos y las formas, otros haciendo un uso metafórico del mismo, mediante diversos lenguajes.La infancia es solo un punto de partida para jugar con algunos objetos y despegar hacia una propia dialéctica.
Juguetes, colores y texturas, escenas que comienzan inocentes y luego se complejizan en miradas adultas.
El juguete o icono infantil les permite manejar cierta dualidad, en donde, no todo lo que cayó de la piñata era lo que esperábamos…
Percibimos entonces que esa felicidad que nos causaba la piñata al comienzo, ahora se fue diluyendo…
Idea y curaduría: Sofía Pombar y María Laura Vazquez.
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