En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la
estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello
no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de
las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la
sombra. Lo mismo que una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su
fascinante sensación de joya preciosa si fuera expuesta toda su existencia si se suprimen los efectos de la sombra.
Junichirò Tanizaki (1886-1965)
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