martes, 22 de diciembre de 2009

Navidad



Vivo en esta ¨casa¨ desde el 18 de julio de 1994, hace 15 años y 7 meses.

Recuerdo perfectamente ese día ya que fué el día del atentado a la AMIA, es por ese motivo que sistemáticamente todos los aniversarios tengo presente aquel día tan feliz para mí, por tener mi nuevo hogar, y tan trágico para muchas personas que perdieron a sus familiares o quedaron heridos física y emocionalmente.

Desde el primer día que entré al edificio me impresionaron sus pasillos, tan solitarios, tan iguales, tan simétricos; casi quirúrgicos. Tal vez del 1er piso al segundo se distinguía por una vieja alfombra en la puerta que había puesto el vecino del dpto C; o unas macetas alineadas y bien separaditas entre ellas que ¨alguien ¨ había prolijamente colocado debajo de una ventana que daba a un pulmón interno del edificio.

Nunca pintaron las paredes, siempre permaneció la misma paleta de ocres, colores sin compromisos, siempre quedan bien y nadie podrá  objetar nada; ahora ya mucho más gastadas.Las paredes son más claras  las puertas y los marcos un tono más subido y con pintura brillante.Estos espacios siempre me transmitieron algo que es difícil de explicar, algo raro, vació ,muerto. Su gran tamaño, sus colores, lo frío de los pisos, lo uniforme, lo neutro, me causa rechazo; a mí no me tranquiliza, al contrario me inquieta. Sentí la misma sensación cuando estuve hace unas semanas en el cuarto de un hotel, era lo mismo, nada tenía vida, todo estaba quieto, era escenográfico.

Durante todos estos años lo único que hacía distintas esas puertas era que cada navidad muchos de los vecinos colocaban unos adornos tradicionales sobre sus puertas; algunos un poco gastados u otros recargados de cintas y moños rojos. Incluso hay alguien que se encarga de poner algunos en la puerta de entrada del edificio, aunque aún no he descubierto de quien se trata.

He hecho varios registros fotográficos a lo largo de estos 15 años de este evento que solo ocurría desde el 8 de diciembre al 7 de enero de todos los años. Me fueron acompañando distintas tecnologías como la cámara Hasselblad de formato medio; en blanco y negro con rollo 35 mm, con la primer Leica digital y estas últimas con la Canon digital.Las tomas son parecidas, por lo que recuerdo, ya que no las tengo a mano, los pasillos y sus puertas se representan solitarios y monótonos. 

Me pregunto porque tengo la necesidad de seguir durante tanto tiempo con el mismo tema. Y me contesto que tal vez el tema nos acompaña toda la vida o al menos los años que uno transita por el mismo lugar sistemáticamente todos los días...

Buenos Aires, 2 de febrero de 2010



lunes, 7 de diciembre de 2009

Lluvia (segunda parte)


Registro de la acción realizada mientras una feróz tormenta inundaba el patio de nuestro taller.